sábado, 31 de octubre de 2015

Un nuevo lugar (de regreso)

¡Hola de nuevo amigos!

Luego de una larga espera por volver a redactar, finalmente estoy de regreso. Por estos días, estuve pensando en que es tiempo de algunos cambios, han pasado dos años desde mi última entrada al blog y la apretada agenda acaba de encontrar un espacio para este hermoso pasatiempo. Muchas cosas han cambiado desde entonces, pero sigo siendo la amante del arte, la lectura, la libertad y recientemente del emprendimiento; terminé la universidad el año pasado y hoy soy una flamante Licenciada de Ciencias Administrativas.

Una de las cosas a las que a menudo le he temido es a la soledad; sin embargo, pienso que solo te topas con ella cuando dejas de encontrarte contigo mismo y/o cuando te olvidas de que aunque quienes te aman y a quienes amas no están físicamente contigo, estarán presentes incluso en la ausencia; siempre he pensado que en silencio y estando en compañía de la naturaleza y de ti mismo es cuando tienes la mejor oportunidad de encontrar paz y aclarar tu mente. Lo cual he comprobado personalmente, pues hoy estuve meditando por más de una hora en el parque y me siento completamente renovada, no hay mejor combinación que la luz del sol, a primeras horas de la mañana, y el sonido único de los árboles al bailar con el viento, uno de los pocos momentos que podemos disfrutar y por el que no tenemos que pagar con dinero.

Algo que pude decidir hoy en la mañana, luego de despejar la mente y aclarar mis ideas es que ya es tiempo de cambiar de casa, pero esta vez para mudarme sola; siempre me llamó la atención ver ese hábito en los norteamericanos y, lejos de querer imitarlos, he decidido tomar como ejemplo esa actitud independentista de encontrar en la adultez la mejor forma de demostrarte a ti mismo que puedes afrontar cualquier reto que te propongas por ti solo; porque, por más duro que parezca mencionarlo, tu familia y amigos nos estarán toda la vida para ti y tú no lo estarás para ellos. Además, pienso que este tipo de experiencias sería enriquecedora para todo ser humano, en el sentido de que nadie te limitaría en aquello que solo tú consideras necesario vivir y que a la gente que vive contigo le parece no le gusta, es la verdad, de vez en cuando nos pasa; nadie intentaría pasar por encima de tus decisiones, porque solo tú tendrías la potestad de hacerlo en tu propia casa; todos coincidimos en que esto no significa que debas cometer excesos, depende mucho de qué estés hecho. Es así que, en mi opinión, todos deberíamos probar esta forma de vida en algún momento de nuestras vidas.

Se avecinan tiempos difíciles, pero interesantes con esta mudanza. Las ansias por vivir esos momentos atendiéndome a mí misma ya empiezan a apresurarme un poco, pero sé que debo estar preparada completamente para entonces; solo falta adquirir algunas cosas y encontrar el lugar ideal para vivir. Me gustaría mucho que quedara cerca a la empresa en la que trabajo, pero no tan cerca de las bulliciosas avenidas, no pido más que tranquilidad; aunque también sería bueno que quedara cerca a la UNMSM por los buenos conciertos que se hacen ahí (de hecho, ya estoy esperando por el "VXR6").

Volviendo al motivo de la entrada, conozco a personas que me han comentado sobre lo que significa la experiencia de vivir solo y lo que conlleva; a decir verdad, resultará difícil acostumbrarme, pero ya me considero capaz, pues siempre he tenido libertad para decidir todo aquello que haya querido, solo me queda aprender a manejar mis propios ingresos en el camino, ¡Vamos por ello! 

Y como para no perder la costumbre al finalizar una entrada, recomiendo la siguiente canción para hoy. La siguiente canción me recuerda mucho a mi abuelo; no puedo evitar recordar su forma de contar las historias típicas de los aventureros de sus tiempos, como dice la canción: "pero ya nos vamos a encontrar".


Hasta pronto...



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