viernes, 27 de agosto de 2010

1 litro de lágrimas

Me gustan mucho los dramas coreanos, pero esta vez hablaré de uno proveniente de tierra nipona, basado en la historia de Aya, una chica de 15 años que sufría una enfermedad llamada Degeneración espinocerebral, una enfermedad incurable.

En honor a la verdad, este drama me hizo reflexionar mucho sobre un tema del que pensaba poco y es el valor infinito que tiene la vida para las personas; solía pensar que la vida siempre era valorada por unos más que otros, dependiendo de las circunstancias en las que se encuentren; y algo más, siempre debe haber un equilibrio (muchos nacen y otros abandonan la vida para siempre); sin embargo, dejamos de ser tan fríos y contundentes con el tema cuando sabemos que no veremos o no nos verán más las personas que amamos.
De repente somos codiciosos y queremos estar siempre al lado de la gente que amamos con sinceridad; sabemos que no estaremos para siempre con ellos y que la partida nos puede llegar en cualquier momento, pero aún así -una paradoja más de la vida- no les decimos a nuestros seres queridos lo mucho que los amamos y lo importante que son sus existencias para nosotros.

Yo soy esa clase de persona a la que le es difìcil expresarse y acercarse a las personas; aunque han pasado años, solo puedo contar amigos con las manos; sin embargo, y luego de mucho tiempo, entiendo la importancia de hacer el mayor esfuerzo por expresar, de la mejor forma, los sentimientos de afecto que se tienen por los seres amados.

Tenía una perrita muy hermosa,  la más fiel de su especie, en mi opinión; aun hasta el último día de su embarazoso estado, subía y bajaba las escaleras conmigo. Tal vez yo no tenía idea de cuánto la amaba, hasta que un día, cuando mis papás salieron con ella, una o quizás más personas nos separaron para siempre. No sé más de ella hasta ahora, no sé si esta viva, solo rogaba que la tuviera gente que cuidaría muy bien de ella y que le diera de comer mucho, porque le gustaba tener su pronunciada barriguita llena...este es un homenaje a ti orejona, siempre te recuerdo.




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