sábado, 4 de septiembre de 2010

Éxitos en tu examen


Hola amigos!!

Esta entrada está dedicada a los cachimbos del siguiente examen de San Marcos, mis futuros compañeros. Recuerdo mi examen de ingreso a esta gloriosa casa de estudios, me sentía un poco nerviosa en la madrugada y no conciliaba el sueño; sin embargo, no tenía miedo de no ingresar, porque sabía que estaba preparada para dar un buen examen; sí, lo sé, muchos dirán: "pero si tan preparada estabas, ¿por qué estabas tan nerviosa?"...a eso respondería que los nervios se han vuelto algo natural en los exámenes de admisión, ¡no lo nieguen!; aunque, a decir verdad, igual rogué a todos los santos no ponerme nerviosa durante el bendito examen, no sé por qué ese día me volví creyente de todos los santos habidos y por haber; puede que haya confundido la ansiedad por gritar el famoso “¡¡¡ingreséeeee!!!” con nervios. 

Mi papá me embarcó al carro que me llevaría a, en ese entonces, mi futura universidad; antes de eso, recibí la despedida rogatoria de la mayoría de mi familia. Ya dentro del carro, estuve pensando largo rato para lo que se vendría luego de que ingresara, me daba curiosidad, desde ya, cómo sería mi vida universitaria; llegué a la Decana de América, hice la inmensa cola para ingresar a la ciudad universitaria y los ambulantes hacían de las suyas con frases como: "necesitas carmín”, “pelo sujetado", "están pidiendo mica"; y los padres desesperados que, supuestamente, daban tranquilidad a sus hijos con frases como: “eres el futuro de la familia”, “ya sabes hijo, todo está en tus manos”, etc. 

Entré a mi futura casa de estudios y busqué la Facultad de Ciencias Económicas, que fue a donde me asignaron para rendir el examen; ingresé al salón que me tocaba, tomé asiento, quise sentarme cerca a la ventana; cuando, en ese momento, al divisar fuera y de muy cerca, vi el nombre de mi facultad en letras grandes, me daba la bienvenida la Facultad de Ciencias Administrativas, en ese momento, me volví la persona más supersticiosa del mundo y dije: "esto es premonitorio". Me tocó dar el examen con un catedrático muy amable, recién vuelto de Londres; comencé a rendir el examen, me sentía muy tranquila, sentía que estaba haciéndolo muy bien; finalmente se terminaron nuestras tres horas de prueba y yo había terminado antes, estaba contenta (cantando en mi mente Salvation de The Cranberries), acudí al baño inmediatamente después de que nos dieron permiso y salí con calma a la Av. Universitaria. 

A la salida, vi que los profesores de una conocida academia resolvían el examen y pegaban en una pizarra las respuestas, comencé a cotejar las mías con las suyas y pude comprobar que, en efecto, había dado un buen examen. Partí de regreso a mi casa, con una sonrisa bastante amplia; tomé el carro de regreso y compré una pulsera muy bonita a un joven artesano (¡qué buen humor!); llegué a casa y la pregunta de todos fue la misma: "¿cómo te fue en el examen?", mi respuesta siempre fue: "según las respuestas de los profesores, debí haber sacado un buen puntaje". Almorcé unos deliciosos tallarines en salsa roja, luego mi papá me acompañó en el almuerzo; dicho sea de paso, mi papá celebró anticipadamente, ya que, según él, también lo hizo antes de que mis hermanos ingresaran a sus universidades, por lo que se había vuelto una cábala. 

Descansé en mi dormitorio por largo rato, luego me entró ganas de leer y así lo hice, comencé a hablar con mis amigos por messenger, a descansar de nuevo y así llegaron las 00:00 horas. Le pedí a mi hermano que viera los resultados y me asusté cuando me dijo: "cuánto sacabas normalmente de puntaje", le dije: "¿por qué, no ingresé?"; el muy tonto comenzó a reir, cargó mi pesado cuerpo y me abrazó, me dijo: "felicitaciones flaca, ingresasteeeeee...", no pude evitar llorar de la emoción, grité: "ingreséeeeee...", mi mamá me abrazó muy fuerte y dijo: "ingresaste hijita, felicitaciones mi amor". Ese momento quedará marcado en mi vida como uno de los recuerdos más emocionantes que haya vivido.

El momento de la espera de los resultados fue, para mí, el momento en que me puse más nerviosa; mi hermano fue a despertar a mi papá, quien se quedó dormido, improvisó un licor (parecido al vodka), sacó un ron Pomalca del refrigerador y lo combinó con agua de guanábana, me dijo: "hoy sí tomas", luego de un rato llamamos a mi hermana, quien en ese momento no estaba en casa, y me felicitó: "qué bueno, yo sabía que ibas a ingresar, felicitaciones mi flaquita"; despertamos a mi tía y también me felicitó. A todo esto, gracias a todos; mamá (por confiar siempre en mí), papá (por darme ánimos), flaco (por decir siempre que sí puedo hacerlo), hermana (por hacer a menudo que pise tierra), peque (por despertarme en las madrugadas), tía (por soportarme), Kiara (por formar parte de mi vida), gracias a todos ustedes, los amo.

Ésto fue un pequeño remember de aquel momento inolvidable; ustedes, futuros compañeros, pasarán por  un momento similar. Recuerden, ser siempre agradecidos con la vida y su familia; si esta vez no fuera su oportunidad, luchen por lograr sus objetivos y vivir ese momento maravilloso. Cuando egresen, recuerden también agradecer a San Marcos, nuestra amada Alma Máter y, hagan lo que hagan, dar lo mejor de sí. Muchos éxitos de parte de esta humilde servidora y fiel amante de su familia y universidad.

2 comentarios:

  1. Aunque no lo creas Gabita, io tbn pasé por algo parecido, muy similar a tu historia!

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